martes, 29 de agosto de 2017

Between a Rock and a Hard Place SESIONES

Beetween a Rock and a Hard Place

SESIONES FOTOGRÁFICAS






JOHN LENNON EN NUEVA YORK 1974
FOTOS DE BOB GRUEN




Una de las fotografías más famosas de la historia del rock es la que Bob Gruen
le tomó a John Lennon en 1974.
Hay fotografías que rompen el carácter de ser sólo un recuerdo de un momento determinado, sino que trascienden y se convierten en símbolos tan poderosas para generaciones, logrando clavarse en el imaginario colectivo. En la historia del rock hay varias de estas imágenes que han adquirido la etiqueta de “clásicas”, basta recordar algunas fotografías como la Johnny Cash (sí, esa en la que “pinta un dedo”), Jimi Hendrix quemando su guitarra, Morrison posando sin camisa, pero hay una que tiene una vibra sumamente especial y el personaje de dicha imagen es, ni más ni menos, que John Lennon.



En efecto, me refiero a una foto tomada por el gran artista Bob Gruen, quien capturó a Lennon usando una camiseta blanca, sin mangas, con la leyenda “New York City”. Pero, ¿que hay detrás de esta gran fotografía? En 1974, John Lennon se encontraba preparando su quinto álbum de estudio, titulado “Walls and Bridges”, y para ello decidió realizar varias sesiones fotográficas para el arte y promoción de este material, optando por el fotógrafo neoyorkino Bob Gruen para dicho trabajo. Gruen no era un desconocido para el ex-beatle, ya que se conocían desde 1971, logrando establecer un vínculo muy estrecho, por lo que las sesiones eran más que positivas.



En un momento dado, subieron a la azotea del edificio en el que Lennon vivía en ese entonces (no es el tristemente célebre Edificio Dakota), desde donde se tenía una hermosa visión de gran parte de Nueva York; a Bob le pareció interesante que usara una camiseta que le había regalado a John hacía varios meses, la cual tenía el nombre de la ciudad, a lo cual accedió, lográndose así una postal que de inmediato impactó en el público y medios de comunicación.



Esta fotografía tiene algo muy especial: vemos a un John Lennon con un semblante sereno, cruzado de brazos, con sus clásicas gafas oscuras, colgándole del cuello una cadena con una cruz (aspecto bastante extraño); el formato de blanco y negro le da gran dramatismo, resaltándose la textura del cabello desaliñado y la piel de los brazos.




Las fotografías no implican sólo aspectos técnicos, tienen que tener ese “no se qué, que qué sé yo”, una magia, una chispa especial, la cual se debe obviamente al “ojo” del fotógrafo, y esta imagen posee estos elementos, no por nada Bob Gruen es uno de los mejores fotógrafos de conciertos y del estilo de vida de los rockeros.


LOS BEATLES SOBRE ABBEY ROAD 1969
FOTOS DE IAIN MCMILLAN



Viernes 8 de Agosto de 1969…10:00 A.M….Los Beatles se toman la fotografía para la portada de su álbum “Abbey Road”…Un día como hoy, el fotógrafo Iain McMillan tomo varias fotografías (6)…. Como es sabido, los Beatles se encontraban en la etapa final de la grabación del que sería su último álbum en estudio, “ABBEY ROAD”, cuyo título fue extraído de la calle de Abbey Road, en Londres, en donde estaban ubicados los estudios de grabación donde los Beatles habían grabado casi todas sus canciones. 




Siendo Abbey Road una calle con bastante tráfico, ello generó que el tiempo que tendrían para tomarse las fotos correspondientes iba a ser muy limitado. Y la idea era tomar unas 6 fotos de las cuales tenía que salir la portada del próximo álbum. La tapa había sido una idea de Paul - dibujó un esquema de como quería que la foto saliera - y cuando las transparencias fueron desarrolladas, fue el que eligió la toma que sería la que aparecería como tapa del disco. 

No hubo una razón especial para elegir ese escenario, solamente buscar lo más cómodo para el grupo: el paso de cebra que estaba situado justo enfrente de la puerta de los estudios de grabación. No tendrían que trasladarse a otro lado y terminadas las sesiones, estaban cerca del estudio. 




En cuanto al vestuario, los cuatro beatles aparecieron en la foto tal como iban vestidos aquel día, como solían usar por aquella época. Paul, que vivía muy cerca de los estudios de grabación, había llegado ese mismo día de la foto con sandalias al trabajo, y en algunas de las otras fotos tomadas ese día puede vérsele caminando llevándolas consigo puestas. Pero pese a lo casual que fue aquella sesión de fotos, hubo algunos preparativos. Había un Volkswagen Escarabajo que aparecía en la foto y que solía estar aparcado en ese sitio con frecuencia, y era propiedad de alguien que vivía en los pisos de al lado del estudio. Antes de la sesión fotográfica, la policía trató de quitarlo de la acera, pero no pudo hallar a su dueño. La policía había cortado el tráfico previamente, y de hecho en la portada del disco se puede ver una camioneta policial estacionada en la acera derecha. No hubo, sin embargo, restricción para el tráfico peatonal, y la foto muestra algunas personas que estaban en la calle en ese preciso momento. La sesión de fotos duró sólo 10 minutos. Los cuatro Beatles salieron del estudio de Abbey Road a las 10:00 A.M. en punto, el Viernes 8 de Agosto de 1969, con la ropa que llevaban puesta… El fotógrafo Iain McMillan se subió a una escalera en la mitad de la calle y les pidió que cruzaran normalmente y sin actuar. Cruzaron cuatro veces y se hicieron seis tomas. Y la elegida fue la quinta fotografía…. Desde el punto de vista técnico, la foto no tiene ningún misterio, fue tomada del modo más simple, sin flash, sin trípode, sin filtros, sin teleobjetivos sofisticados…. Apenas con un lente de 28 mm…. Iain McMillan hizo el encuadre sin perder el protagonismo de ellos cuatro y sin descuidar el entorno. John Lennon, Ringo Starr, Paul McCartney y George Harrison caminando de izquierda a derecha, y de regreso sin mirar a la cámara: esa fue la única consigna. Tras la sesión fotográfica, los Beatles se reunieron para tomar algo en casa de Paul, que vivía entonces en Cavendish Avenue Nº7, a poco más de 70 metros del lugar de la fotografía. 


Anthony Fawcett, ayudante de Lennon recordó tiempo después: "Todo el mundo se rió al ver llegar a Paul en sandalias y, aunque vivía al lado, dijo que no iba a molestarse en ir a buscar unos zapatos (en dos de las instantáneas se le puede ver con ellas). El fotógrafo Ian Macmillan colocó la cámara en medio de Abbey Road, justo enfrente de los estudios y, con la policía parando el tráfico, los Beatles cruzaron la calle tres o cuatro veces. El fotógrafo iba gritando: '¡Quietos! ¡Sigan!', hasta asegurarse de tener la foto buena después de realizar seis instantáneas".




"Satisfecho con la foto de la portada, Macmillan me pidió que lo condujera por Abbey Road para buscar el mejor letrero con el nombre de la calle, para la contraportada. Tenía que ser uno de aquellos viejos letreros de loseta incrustados en el ladrillo. El mejor estaba al final de Abbey Road y colocamos la cámara en el borde de la acera. Macmillan decidió tomar una serie de fotos y se enfadó cuando, en medio del trabajo, una chica con un vestido azul pasó por delante, ajena a lo que ocurría. Pero ésta resultó ser la foto más interesante y la que escogieron Los Beatles para la contraportada. Después, me reuní con John y Yoko en casa de Paul, en St. John's Wood, donde todo el mundo había ido a tomar el té después de la sesión fotográfica".



HISTORIA DEL "PAUL HA MUERTO": Se dijo que la portada representaba un cortejo fúnebre. Paul, por ser el cadáver, llevaba el paso cambiado con respecto a los demás Beatles. Por su indumentaria, John era el cura, Ringo el empresario de servicios fúnebres y George el enterrador. Asimismo, Paul va descalzo, y así entierran a sus muertos algunas sociedades. El actor que aparece en la portada no podía ser Paul porque sostenía el cigarrillo con la mano derecha; el Paul de verdad era zurdo, claro. Por otra parte, la matrícula del Volkswagen es "28IF", supuestamente la edad de Paul si ("si"- condicional-, en inglés if) hubiera estado vivo. (De hecho, Paul sólo tenía veintisiete años cuando se editó el álbum).

El Volkswagen de la tapa se vendió por 2.300 libras esterlinas en una subasta de Sothesbey's celebrada en 1986.

Paul en enero de 1974 recordó la sesión de fotos: "En Londres hacía calor aquel día, un día cálido y agradable... Buen tiempo, no me apetecía llevar zapatos. Así que me presenté en la sesión de fotos en sandalias... luego durante la sesión me las quité y en la foto elegida para la portada, aparezco descalzo, cosa que para la mafia es un viejo signo de muerte o algo así".


Así nació una de las portadas más famosas de la historia del rock….Iain McMillan murió el 8 de Mayo del 2006, a los 67 años….Finalmente, es bueno señalar que en Diciembre del 2010, el lugar recibió el grado de Monumento Clasificado por su "Importancia cultural e histórica", y los estudios Abbey Road también recibieron una categoría similar…. Han transcurrido tantos años de ese momento, y lo que quizás en su momento fue considerado como algo simple y sin mayor trascendencia, con el correr de los años se ha convertido en un ícono de la cultura pop de todos los tiempos, y en una de las carátulas más influyentes y veneradas en la historia de la música…. Hasta el día de hoy, no hay beatlemaniaco que estando por allí, no aproveche en tomarse una foto cruzando . Y todo ello se originó en una calurosa mañana del Viernes 8 de Agosto de 1969, un día como y que quedó registrada para toda la vida.






BAJO EL CIELO DEL DESIERTO CALIFORNIANO THE JOSHUA TREE DE U2, 1987


FOTOS DE ANTON CORBIJN






Bono quería conquistar Estados Unidos y cuando lo logró tuvo que reconquistar a su esposa. Durante la grabación del álbum “The Joshua tree”, el cantante de U2 descuidó un compromiso doméstico que le pudo haber costado el matrimonio. Para salir airoso de la situación compuso la canción ‘Sweetest thing’.







Después de la publicación del cuarto álbum de U2, “The unforgettable fire” (1984), en la agenda de Bono no había ningún hueco libre. El 13 de julio de 1985, la banda participó en “Live aid”, el macroconcierto organizado por Bob Geldof para recaudar fondos por África. Después, el cantante viajó hasta Etiopía para conocer la situación del país de primera mano. A la vuelta, participó en el proyecto liderado por Little Steven “Sun city”, contra el apartheid de Sudáfrica, y recibió una clase de blues de la mano de Keith Richards. Después U2 formaron parte de la gira de Amnistía Internacional, “A conspiracy of hope”, en junio de 1986, donde recorrieron Estados Unidos junto a Sting o Peter Gabriel. Tras la gira, Bono viajó con su esposa hasta Nicaragua y El Salvador. Para él, tanto el viaje a África como a Centroamérica tenían un significado especial: “Posiblemente hice esos viajes para alejarme de la idea de convertirme en una estrella pop. En esos lugares tan lejanos la gente no tenía ni idea de quién era yo y eso me hacía sentir muy bien. Como estrella pop de los ochenta, era un tipo muy tímido. Es algo que suele pasarle a la gente en las primeras oleadas de fama. Ahora ya lo he superado, pero entonces todo era muy agobiante para mí”. Y mientras tanto, en los ratos libres que le dejaban los viajes y las actuaciones, había que preparar canciones nuevas de cara al quinto trabajo de U2.

Para el siguiente álbum, la banda tenía un propósito: conquistar Estados Unidos. 

Además, no solo Bono acababa de descubrir el blues tradicional estadounidense, sino que The Edge también se sintió atraído: “Yo consideraba las raíces de la música americana como una zona para explorar, porque nuestras aproximaciones al tema eran a través de las diluidas versiones de la FM de los años setenta. Yo estaba vacunado contra el blues blanco. Pero durante la gira ‘The unforgettable fire’ descubrí la ‘radio pública’, una extraordinaria institución de Estados Unidos. Allí escuché por primera vez la música de Robert Johnson, Howling Wolf, Hank Williams, Lefty Frizzell y otros cantantes y músicos pioneros de blues y country. De pronto me di cuenta de que era el momento de tomar otro aire”.



Pero según el guitarrista, los músicos de blues no fueron los únicos autores estadounidenses que fascinaban a los irlandeses: “Bono había estado leyendo a Flannery O’Connor y Truman Capote. Yo había leído a Norma Mailer y Raymond Carver. Habíamos caído en el hechizo de América, no en la realidad televisiva sino en el sueño, en la versión de América sobre la que tanto hablaba Martin Luther King. El lenguaje de los escritores americanos golpeó de forma especial a Bono. El tipo de imágenes y la calidad cinemática del paisaje americano se convirtieron en un punto de partida”.
Pero para Bono, aquella pasión por la cultura estadounidense tenía una reverso que no le gustaba tanto: “Mientras mantenía este romance con la literatura americana, al mismo tiempo me daba cuenta de lo peligrosa que resultaba la política extranjera estadounidense para los países de su alrededor, con la brutal presión a los sandinistas como ejemplo. Entonces, empecé a dibujar dos Américas, la mítica y la real. Era una época llena de avaricia en Wall Street, botón pulsado, ganar ganar, ganar, sin lugar para los perdedores. Nueva York estaba en quiebra. Era una dura realidad para Estados Unidos y también para el sueño americano”. El proyecto que Bono tenía en su cabeza lo definió provisionalmente como “The two Americas”: “Quería describir esa era de prosperidad, de ahorro y de escándalos con los préstamos como una época de sequía espiritual. Empecé a pensar en el desierto, y se me apareció una imagen exacta de dónde me encontraba; una persona un poco descentrada en la vida emocional pero muy despierta como escritor y comentarista de lo que veía a mi alrededor”.
Mientras preparan el disco, la banda se lanzó a viajar en autocar por Estados Unidos acompañados por el fotógrafo Anton Corbijn para tomar algunas instantáneas y, según Larry Mullen Jr., descubrir la América con la que siempre habían soñado: “Ése fue un auténtico y educativo viaje por carretera. La América que yo había conocido hasta entonces se limitaba al interior de los autobuses, en los viajes entre concierto y concierto, de ciudad en ciudad. Me gustaba, pero sabía que existía otra América fuera de todo eso. Me imaginaba la América cinematográfica, la de antes, la del desierto, los vaqueros y todas aquellas buenas historias. (…) Ésa fue la primera vez que descubrimos esa cara del país, los espacios abiertos, sin restaurantes de comida rápida”. En aquel viaje la banda no solo descubrió aquella América dibujada en el cine, también encontraron el título para el álbum que estaban preparando, como comentó The Edge: “Llegamos a la altura de San Francisco, donde encontramos una ciudad fantasma llamada Bodie, y bajamos hasta Death Valley, Zabriskie Point y un montón de otros pequeños lugares que encontramos por el camino. Durante uno de los trayectos, nos pusimos a hablar de las plantas y le preguntamos al conductor qué eran aquellos cactus tan extraños que poblaban en paisaje, y él nos respondió: ‘Son árboles de Joshua’. Creo que Bono dijo: ‘Qué nombre tan interesante. Vamos a hacernos unas cuantas fotos con árboles de Joshua’. Fue todo muy espontáneo”.
“The Joshua tree” fue publicado en 1987. Su primer single, ‘With or without you’, sería uno de los temas más reconocibles de la banda, una pieza que Mark Chatterton considera en su libro “U2. Más que una banda de rock” (Ediciones Robinbook) que tiene todos los ingredientes de una canción típica del grupo: “Un ritmo encadenado de Larry y Adam que se confunde con la magnífica guitarra de The Edge, y una buena letra escrita por Bono”. Para la composición de las canciones del disco, el vocalista comenzó a tomarse más en serio la redacción de las letras: “Empecé a darme cuenta de que las letras de los primeros cuatro álbumes no eran realmente letras, eran esbozos. Yo no era escritor, era pintor, o emocionador o gritador. Casi me daba miedo escribir, era muy indeciso. (…) Con ‘The Joshua tree’ pensé que sería mejor escribir algunas letras. Cada vez leía más, así que tomaba más conciencia de las palabras. Desarrollé una especie de enamoramiento por los escritores y empecé a sentirme como uno de ellos”. Muchas de las canciones se vieron influidas por sus viajes previos. La letra de ‘Where the streets have no name’ fue escrita en Etiopía y ‘Bullet the blue sky’ y ‘Mothers of the disappeared’ estaban influidas por su visita a Nicaragua y El Salvador. La política exterior de Ronald Reagan estaba en el punto de mira del cantante.

El disco se convirtió en un éxito y los músicos estaban orgullosos del trabajo realizado. Adam Clayton era consciente de la importancia de “The Joshua tree” para el grupo: “Sabíamos que habíamos hecho un disco que llegaba donde no llegaban otros discos. Fue una época emocionante”. También Larry Mullen Jr. recordó satisfecho lo que el álbum supuso: “Visto en perspectiva, todo nos iba realmente bien, progresábamos gradualmente, a veces muy despacio, pero siempre en la dirección adecuada. De pronto “The Joshua tree” llegó al número uno en América y se mantuvo durante nueve semanas. Después ‘I still haven’t found what I’m looking for’ también llegó. Salimos en la portada de la revista ‘Time’. Ya no tendríamos más la necesidad de conquistar América. De repente estás en un lado de la valla, y al momento siguiente te han catapultado al otro lado. Era el sueño de muchos grupos; nosotros éramos el grupo”
Uno de estos árboles es particularmente famoso y es el que aparece en el paquete (o sleeve) del álbum de 1987 de U2The Joshua Tree. El fotógrafo Anton Corbijn le había mencionado el árbol al grupo irlandés mientras buscaban locaciones en el desierto de Mojave para ilustrar la portada del álbum. Bono se mostró fascinado por la leyenda mormona que gira alrededor del árbol, en referencia a una figura del Viejo Testamento, Josúe, y cómo las ramas de los árboles nos dan la impresión de que están orando.
La portada del álbum fue diseñada por Steve Averill. Estaba basada en la idea de la banda de representar un punto de unión entre el desierto y la civilización. De hecho, uno los posibles títulos que se barajó para el álbum fue el de "The Desert Songs". 

Las imágenes que ilustran el álbum fueron realizadas por el fotógrafo Anton Corbijn durante un viaje de tres días en autobús que la banda realizaó por el desierto de Mojave, en California. En dicho viaje, se alojaron en hoteles pequeños y realizaron fotografías al paisaje. Posteriormente se acercaron hasta el Valle de la Muerte, donde finalizaron las sesiones fotográficas. La idea fue representar al hombre frente al medio, U2 contra el desierto, representando este a los Estados Unidos.

Uno de los días de estancia en el desierto, Corbijn les habló sobre los llamados árboles de Josué (Yucca brevifolia) existentes en el Parque Nacional, unas plantas robustas y retorcidas que sobreviven en los desiertos del suroeste de Estados Unidos, y les sugirió que podían utilizarlo como imagen para la portada del disco. Bono se mostró entusiasmado por la relación entre el título y lo que querían expresar en su álbum.

El álbum "The Joshua Tree" resultó ser un tremendo éxito tanto de crítica como de público, situándose como número uno en la gran mayoría de países en los que apareció, incluídos Reino Unido y Estados Unidos. El registro de ventas de este trabajo de U2 supera los 28 millones de copias a nivel mundial y la revista Rolling Stone lo ha situado en el puesto 26 en su lista de mejores discos de toda la historia.

"The Joshua Tree" incluye algunos de los temas más emblemáticos de U2, como "With or Without You", "I Still Haven't Found What I'm Looking For", "Where the Streets Have No Name", "Exit", "In God's Country" y "One Tree Hill".






ULTIMA SESION DE FOTOS DE THE BEATLES, 1969
FOTOS DE ETHAN RUSSELL.







22 DE AGOSTO DE 1969

La casa de John y Yoko en Tittenhurst Park fue el lugar para la última sesión de fotos que muestra los cuatro Beatles juntos, un acontecimiento histórico que tuvo lugar el viernes 22 de agosto de 1969, dos días después de su última sesión de grabación juntos.El histórico momento fue capturado por las cámaras de la fotógrafa estadounidense Ethan Russell. John y George lucieron un sombrero de cowboy de ala ancha . Yoko Ono y una embarazada Linda McCartney (que iba a dar a luz a su hija Mary seis días después) aparecen en algunas de las fotografías . También estuvo presente el jefe de prensa de Apple, Derek Taylor y Marta la perra pastor inglés de Paul.John y Yoko vivieron allí desde mediados de 1969 hasta 1971 cuando se trasladaron a Nueva York. La importancia de esta propiedad radica en que fue allí en donde se tomó la ultima sesion de fotos de The Beatles y que tambien corresponde al making de Imagine. Aqui John construyó un estudio de grabacion ,al que llamo "Ascot Sound studio". Luego, pocos años despues ,esta propiedad le fue vendida a Ringo, quien modifico el estudio y lo rebautizó como "Starling Studios".



La sesión de fotos del grupo comenzó frente a la casa principal,con los Beatles de pie entre los pilares que sostienen la terraza Luego caminaron por el sendero del jardín principal, junto a la estatua de Diana, a un prado de hierba alta (un antiguo campo de cricket abandonado), en la que George, Paul, John y Ringo se pusieron en fila, para ser fotografiados y filmados desde todos los lados.(ver video del momento mas abajo)


Después John y Yoko aparecen con un par de asnos de los establos cercanos y luego los 4 Beatles posaron con ellos.

Los Beatles fueron fotografiados en los siguientes lugares:

Debajo de un ciprés,cerca de la estatua de Diana.
Debajo de un par de cedroS azules.
Delante de los árboles.
En el césped cerca de la casa principal,frente a un muro de contención.
En el balcón, apoyados contra la puerta del salón de actos victoriano, rodeados de bustos de piedra.
Mirando por el balcón (junto con Linda y Yoko)
De pie en una puerta lateral del salón de actos.
Sentados y luego de pie, delante de dos porches con arcos en la pared sur de cuatro cabañas adosadas:John y Ringo luego van arriba y aparecen mirando hacia fuera de las ventanas del primer piso.
En el camino,entre las paredes de las cabañas y la casa principal.



Adentro, sentados en una mesa grande de madera:



En el exterior, agrupados en un rincón de la terraza sur de la casa principal
Las fotografías de esta sesión del 22 de agosto de 1969 en Tittenhurst Park fueron emitidas por Apple como material de publicidad y se han publicado en todo el mundo. Tres de ellas formaron parte de la la tapa y contratapa del álbum compilación de Capitol "Hey Jude", publicado en febrero de 1970. 
























La casa de John y Yoko en Tittenhurst Park fue el lugar para la última sesión de fotos que muestra los cuatro Beatles juntos, un acontecimiento histórico que tuvo lugar el viernes 22 de agosto de 1969, dos días después de su última sesión de grabación juntos.El histórico momento fue capturado por las cámaras de la fotógrafa estadounidense Ethan Russell. John y George lucieron un sombrero de cowboy de ala ancha . 



Yoko Ono y una embarazada Linda McCartney (que iba a dar a luz a su hija Mary seis días después) aparecen en algunas de las fotografías . También estuvo presente el jefe de prensa de Apple, Derek Taylor y Marta la perra pastor inglés de Paul.John y Yoko vivieron allí desde mediados de 1969 hasta 1971 cuando se trasladaron a Nueva York. La importancia de esta propiedad radica en que fue allí en donde se tomó la ultima sesion de fotos de The Beatles y que tambien corresponde al making de Imagine. Aqui John construyó un estudio de grabacion ,al que llamo "Ascot Sound studio". Luego, pocos años despues ,esta propiedad le fue vendida a Ringo, quien modifico el estudio y lo rebautizÓ como "Starling Studios".



 La sesión de fotos del grupo comenzó frente a la casa principal,con los Beatles de pie entre los pilares que sostienen la terraza Luego caminaron por el sendero del jardín principal, junto a la estatua de Diana, a un prado de hierba alta (un antiguo campo de cricket abandonado), en la que George, Paul, John y Ringo se pusieron en fila, para ser fotografiados y filmados desde todos los lados.(ver video del momento) http://www.youtube.com/watch?v=QbJWdBcYZmM Después John y Yoko aparecen con un par de asnos de los establos cercanos y luego los 4 Beatles posaron con ellos.     



Los Beatles fueron fotografiados en los siguientes lugares: Debajo de un ciprés,cerca de la estatua de Diana. Debajo de un par de cedroS azules. Delante de los árboles. En el césped cerca de la casa principal,frente a un muro de contención. En el balcón, apoyados contra la puerta del salón de actos victoriano, rodeados de bustos de piedra. Mirando por el balcón (junto con Linda y Yoko) De pie en una puerta lateral del salón de actos. Sentados y luego de pie, delante de dos porches con arcos en la pared sur de cuatro cabañas adosadas:John y Ringo luego van arriba y aparecen mirando hacia fuera de las ventanas del primer piso. En el camino,entre las paredes de las cabañas y la casa principal. Adentro, sentados en una mesa grande de madera: En el exterior, agrupados en un rincón de la terraza sur de la casa principal



 Las fotografís de esta sesión del 22 de agosto de 1969 en Tittenhurst Park fueron emitidas por Apple como material de publicidad y se han publicado en todo el mundo. Tres de ellas formaron parte de la la tapa y contratapa del álbum compilación de Capitol "Hey Jude", publicado en febrero de 1970. A continuación el link del video :             




UN DISCO LLAMADO MORRISON HOTEL


FOTOS DE HENRY DILTZ





El Morrison Hotel, está situado en el 1246, South Hope de Los Ángeles. Cuando el fotógrafo Henry Diltz pidió permiso al dueño del hotel para retratar a The Doors para la portada del Morrison Hotel, éste se negó rotundamente. Pero el grupo se hizo el sordo y se tomó la foto de todas formas. Era 1969, y una habitación costaba dos dolares y medio.



A cuarenta años de su publicación, Charly Hernández nos introduce en los entresijos de “Morrison Hotel”, una de las grandes obras de los Doors.

Texto: CHARLY HERNÁNDEZ.

Corría el año 69, exactamente el mes de septiembre, cuando Jim Morrison, Ray Manzarek, Robbie Krieger y John Densmore entraban a grabar el que sería el quinto y penúltimo trabajo de The Doors. No eran buenos tiempos para la banda californiana debido a las malas críticas recibidas por “The soft parade”, su anterior trabajo discográfico, y por si eso fuera poco, Morrison tenía problemas con la justicia y con las puritanas leyes norteamericanas que lo acusaban de escándalo público, tanto fuera como sobre el escenario.
Pero vayamos al grano; la época de transición que vivía el grupo no fue bien aceptada por el público que les siguía, “The soft parade” incluía temas que les alejaban del estilo al que acostumbraban, incluyendo instrumentos de metal consiguiendo aquel característico sonido de orquesta. Tanto el single ‘Touch me’ como ‘Tell all the people’ son los máximos ejemplos de ello, y para agravar aquella situación, la voz de barítono de Morrison empezaba a ponerse en duda debido a los abusos de las drogas y el alcohol. Es más, durante la grabación de “Morrison Hotel”, en noviembre de aquel último año de la década de los sesenta, Jim fue arrestado junto al actor y amigo del músico Tom Baker por haberse comportado de manera indebida bajo los efectos del alcohol con el staff de unas aerolíneas en Phoenix y algún acto más de escándalo público, como el arresto sobre el escenario en New Haven, altercados en Miami… entre otras lindezas propias del músico, que provocaron la interrupción de las sesiones de grabación intercaladas con los conciertos.





GRABACIÓN Y PRODUCCIÓN
Era el momento de grabar un nuevo disco, Paul A. Rotchild, productor de todos los trabajos de The Doors en la disquera Elektra/Asylum, excluyendo “L.A. Woman”, los mantuvo entre septiembre y diciembre de aquel año gestando y grabando el disco en La Ciénaga y en los Elektra Sound Studios. La formación en el estudio era básica ya que no querían los arreglos orquestales de “The soft parade”, el sonido tenía que ser el más puro que podía dar una banda de rock como los Doors. Los textos se volvieron resueltos y algo más crudos, aunque seguían resultando crípticos, encontramos en “Morrison Hotel” a un Jim más chamánico, maduro y sensual como cantante de blues y alejado de la oscuridad y de poesía sombría. Como se ha mencionado, su voz ya no llegaba a los registros de los primeros discos y se empezaba a dudar de su fuerza por lo que, ante tal situación, en la producción cuidaron ese matiz bajando la voz de Morrison, subiendo las guitarras de Krieger y por la parte de Manzarek dando suavidad al sonido del teclado de modo que se disimulaba la carencia de la voz que tanto se discutía y, por otro lado, continuaron desarrollando el aspecto blues en el sonido.
Bruce Botnick, ingeniero de sonido en esta etapa y en la siguiente, con “L.A. Woman”, además de participar en las sesiones del “Let it bleed” de los Stones, se encargaría de darle forma a toda aquella amalgama hasta hallar el sonido que buscaban; un disco conceptual dividido en dos partes. La cara A bautizada como “Hard Rock Café”, y la B como “Morrison Hotel”, que contenían once cortes, seis en la primera parte y los cinco restantes en el reverso, pero de las canciones hablaremos más adelante. A Jim Morrison como vocalista, Robbie Krieger a la guitarra, Ray Manzarek en los teclados y John Densmore como batería se le unirían Ray Neopolitan, encargado del bajo salvo en ‘Roadhouse blues’ y en ‘Maggie M’Gill’, donde era Lonnie Mack el que se ocupaba de tal menester. El último músico en intervenir era Giovanni Puglese alias de John Sebastian, quien aportaba el arpa y armónica únicamente en ‘Roadhouse blue’. La curiosa acreditación de John Sebastian como Giovanni Puglese tiene varias versiones; una de ellas seguraba que no podía utilizar su verdadero nombre por cuestiones de derechos con la compañía discográfica y la otra, y más fiable, sacada de boca del propio productor Paul A. Rotchild, venía a explicar, dos años después de la publicación de “Morrison Hotel”, que, simplemente, John Sebastian no quería ser relacionado con The Doors.

PORTADA
La mítica portada y su foto fueron claves para terminarle de dotar de personalidad al álbum, aunque ya de por sí era un disco redondo. La fotografía de los cuatro miembros dentro del hotel fue tomada por el fotógrafo y ex componente de la Modern Folk Quartet, Henry Diltz (1938, Missouri). Curiosa la historia de Diltz, comenzando como músico que tras codearse con gente del rock y realizar algunas fotos se dio cuenta de que su verdadero talento era el de fotografiar a gente del “rock and roll circus” como Steppenwolf, Crosby, Stills, Nash & Young o, como en este caso, The Doors. Incluso fue el encargado de inmortalizar el festival de Woodstock y Monterrey. Actualmente sigue aguantando el tirón en su casa del sur California y sus instantáneas han sido publicadas en “Rolling Stone”, “Time”, “People”, “Life”, etc.



Continuando con el emplazamiento del “Morrison Hotel”; el afamado local se encuentra en el downtown de Los Ángeles, exactamente en el 1246 de la calle South Hope y era, por entonces, un albergue barato para gente de paso y vagabundos. En la actualidad permanece cerrado y su fachada totalmente tapiada y deteriorada. Como era de esperar, hay “hoteles” y alguna que otra tienda y/o museo que ha imitado la fachada con mayor o menor detalle, así como el nombre. ¿Casualidad entre el nombre del disco y el hotel? Para nada, aun estando grabadas todas las canciones todavía no existía un título como tal hasta que el grupo recordó este establecimiento y se dirigieron allí, junto a Diltz, para realizar la sesión de fotos. Realmente no tenían permiso alguno para fotografiar tanto la fachada como el interior, el propio Henry Diltz contó en su momento la anécdota de la siguiente manera:


“Era un albergue para vagabundos. Un hotel para huéspedes de paso. Entramos y le pregunté al tipo que se encontraba tras la recepción que si podíamos sacar fotos. Él me dijo ‘No, no pueden’. Así que salimos y les iba a sacar la foto en frente de la ventana, cuando vi al tipo dejar la recepción y meterse en el ascensor. Les dije ‘¡Rápido! ¡Meteos ahí!’. Se metieron corriendo, se pusieron en sus marcas y yo comencé a sacar fotos como loco. Saqué exactamente un rollo de película y después nos largamos”.




Tras la finalizar la furtiva sesión fotográfica, banda y fotógrafo fueron a tomar alguna copa, ese bar al que se acercaron estaba en el número 300 de la East 5th Street y es el que aparece en la contraportada con la fachada roja llamado Hard Rock Café, meses después llamó un empresario británico preguntando por el nombre de dicho local, pues aquel tipo pretendía abrir un restaurante con el mismo nombre y fue, como ya se pueden imaginar, el nacimiento de la famosa franquicia mundialmente conocida que abrió en 1971 su primer establecimiento en Hyde Park Corner de Londres. Tanto al abrir la carpeta del vinilo como el libreto del compacto, veremos desplegar una foto del grupo tomada dentro de este mismo lugar, aunque en alguna edición en vinilo se suprimió el formato “gatefold” y pasó a ser una simple funda.


LAS CANCIONES



Inicia la marcha ‘Roadhouse blues’, contundente blues-rock que arranca con la guitarra de Robbie Krieger a la que se le une la característica armónica de John Sebastian (G. Puglese) manteniendo un duelo con el guitarrista y los teclados de Ray Manzarek seguidos de las primeras entonaciones –”on the road”– de Morrison: “Ah Keep your eyes on the road / Your hands upon the wheel. / Keep your eyes on the road / Your hands upon the wheel. / Yeah, we’re going to the roadhouse, / Gonna have a real good-time”. Fue cara B del single de presentación, situándose en la primera cara ‘You make me real’, sencillo que alcanzó el puesto cincuenta en las listas estadounidenses. Grabada entre el cuatro y cinco de noviembre, constó de varias sesiones hasta que Rotchild y Botnick dieron con la perfección. Algunas de las tomas aparecen en la edición especial del disco remasterizado que contiene además algunos añadidos extra, nuevas armónicas o voces que se desecharon en la grabación original. Curiosos son los “outtakes” que podemos encontrar en las ediciones extra en las que tanto productor e ingeniero de sonido dan algunas órdenes a la banda –también entre los músicos-–como la frase de Rotchild a Krieger: “we’re going to the roadhouse, Robbie, not the bathroom!”. En Jim se puede apreciar, en alguna que otra toma, su alto estado de embriaguez para meterse en el papel de cantante de blues, tal y como explicaría Bruce Botnick en las anotaciones dentro de libretos de reediciones o box-set. La parte anecdótica, otra más, es que Morrison utiliza expresiones en nepalí en ciertos fragmentos que prácticamente pasaron desapercibidos.


El bajista de estas sesiones, Lonnie Mack, fue quien realmente ejecutaba el riff de introducción al tomar la guitarra de Robbie Krieger para experimentar algún tipo de melodía blues hasta que Krieger aprendiera, a partir de aquellos primeros pasos, el riff completo. No se sabe quién grabó finalmente aquella parte, si Mick o Krieger, lo que sí es seguro es que muchas partes de guitarra dentro de la canción fueron desarrolladas por Lonnie Mack aunque en los créditos, y para no desmerecer a Robbie Krieger, este último sería quien se llevara todo el mérito. Es más, en el primer minuto con treinta y nueve segundos de la canción, cuando arranca el solo de guitarra, Morrison grita: “Do it, Lonnie! Do it!” por lo que podemos deducir que el riff que perduró en la grabación final fue el que interpretó Lonnie. Aparte, Mick fue “el quinto” de la banda ya que en la gira posterior sería quien se ocupara de tocar el bajo –Manzarek ya no tenía que ocupar su mano izquierda para tocarlo mientras aporreaba las teclas– e incluso fue guitarra principal dejando a Robbie como guitarra rítmica. El sonido inicial de los teclados también sufrió cambios; de un Würlitzer eléctrico se pasó a un piano de tachuela exactamente igual al que utilizaron los Beach Boys en ‘Good vibrations’.
De sobra es conocida la versión en directo, que en tantos recopilatorios se ha incluido, con la presentación: “Ladies and gentlemen, from Los Ángeles, California… The Doors!” y que era idónea para arrancar los shows de la banda, aun años y décadas después, el experimento con Krieger, Manzarek e Ian Astbury llamados Riders on the Storm utilizarían esa misma introducción como presentación del espectáculo. Ha sido versionada infinidad de veces, desde Status Quo, pasando por Blue Öyster Cult hasta Frankie Goes to Hollywood o Stone Temple Pilots.
Siguiendo el orden de escucha, ‘Waiting for the Sun’, grabada en las sesiones del tercer trabajo de la banda en el 68 y titulada de manera homónima, no se incluyó finalmente en el LP y optaron por hacer la perteneciente a “Morrison hotel”. La versión generalizada que trata de arrojar luz –o sombra más bien– a este hecho viene a decir que debido al fracaso de crítica con “The soft parade”, el grupo quiso que al incluir ‘Waiting for the Sun’ en “Morrison hotel” la relacionaran directamente con este último, tratando de olvidar o aparcar, en cierta medida, el patinazo de “The soft parade”. Puede que recuerde a los primeros Doors, tanto en sonido como en textos y, lógicamente, en estilo, pues se aprecia una fuerte tendencia a la psicodélia como demuestra en la letra:
“At first flash of Eden, / We race down to the sea. / Standing there on freedom’s shore.”
Cobran especial protagonismo los teclados de Manzarek, la guitarra aunque omnipresente no tiene tanta relevancia como en el resto de composiciones dejando paso a la potente voz de Jimbo, primero con suavidad incluso en el estribillo manteniendo la tonalidad precisa hasta llegar a bastante más de la mitad de la duración donde suben el tono repitiendo una y otra vez el título para luego volver al punto inicial. Una melodía bien llevada que no desentona demasiado dentro de “Morrison hotel”.


‘You make me real’ y ‘Peace frog’ son las dos últimas piezas más rockeras antes de dar por finalizada la primera cara no sin antes escuchar la preciosa balada ‘Blue Sunday’ y ‘Ship of fools’. ‘You make me real’ cara A del single, tiene una clara estructura de rock and roll clásico gracias a la guitarra de Krieger. Si a esto le añadimos el piano con el que abre el bueno de Manzarek, tenemos la mezcla ideal. ‘Peace frog’ y su animado ritmo capitaneado por el riff con efecto wha-wha y el fantástico solo que salen de las afiladas cuerdas de la guitarra se une al pulso de la batería de Densmore sosteniendo el control de todo el tema. Morrison comienza prácticamente todas las líneas de texto con la palabra ‘sangre’, diecisiete veces exactamente, debido a la represión que se vivía por aquel entonces por la guerra de Vietnam, manifestaciones de estudiantes, derechos de la raza negra, etc. También la historia que se esconde detrás de la composición relata el acontecimiento vivido de niño mientras viajaba con sus padres y abuelos en coche y presenció un horroroso accidente automovilístico entre un turismo y una furgoneta con trabajadores indios. Prestando atención se puede entender en los versos sin demasiada metáfora parte de la historia perteneciente originariamente de un poema de Morrison titulado ‘Newborn awakening’:
“Indians scattered on dawn’s highway bleeding / Ghosts crowd the young child’s fragile eggshell mind.”
Este suceso también tiene protagonismo en ‘Ghost song’ y ‘Dawn’s highway’, dentro de “American prayer”.
El acorde final de ‘Peace frog’ enlaza con ‘Blue sunday’, balada dedicada a su compañera sentimental Pamela Courson dejando ver su amor, aunque ocasional, hacia la que fue su mujer hasta el final de sus días. No sería esta la única que dedicaría a Pamela, pues dentro del mismo “Morrison Hotel” también hace una clara alusión en ‘Indian summer’ y en ‘Queen of the highway’. Terminando la cara A, también llamada ‘Hard rock café’, tenemos la crudeza inspirada en Rimbaud de ‘Ship of fools’, relatando una especie de extinción espiritual de la humanidad y su autodestrucción en lo que el llama un viaje en un barco de locos.


Abriendo la puerta –y nunca mejor dicho– de la cara B y del resto del repertorio, ‘Land ho!’ es la primera en sonar con un ritmo de batería similar –que no igual– al que da Ringo Starr en el ‘Get back’ de los Beatles. A John Densmore se le ciñe perfectamente y en una simbiosis musical los teclados de Ray Manzarek. La letra, de temática marinera, narra las ansias de libertad de un viejo capitán de barco que busca pisar nuevas tierras extranjeras jugándose a su suerte el viaje y una mujer, la tónica es parecida a la anterior, ‘Ship of fools’. Luego llega ‘The spy’, para muchos una de las mejores de todo el disco, de fuerte raíz blues, fascinante instrumentación, como no podía ser de otra manera entre el oscuro piano y el slide de la guitarra. Sólo hay que detenerse en el tempo de la misma y dejarse llevar por la erótica de su poesía:
“I’m a spy in the house of love. / I know the dream, that you’re dreamin’ of. / I know the word that you long to hear / I know your deepest, secret fear”.
Dentro de un festival “love-song” aparece la ‘Queen of the highway’ que como antes dejaba constancia, iba dedicada a su novia Pamela Courson clarificándolo totalmente en la letra; “She was a princess / Queen of the Highway” para referirse a ella y “I hope it can continue / Just a little while longer”, donde el propio Morrison se retrata a sí mismo dentro de una autobiográfica declaración amorosa en toda regla. Grabada en noviembre, tiene otra versión hermana en clave de jazz, muy recomendable y que podemos encontrar en la edición remezclada del cuarenta aniversario, además de en ciertos bootlegs.
Y como no hay dos sin tres, la mística ‘Indian summer’ inunda de sosiego y de parsimonia armonía lo que queda de LP. Hay a quien le recuerda a la más que famosa ‘The end’, y es muy posible y factible, puesto que ambas guardan ciertas similitudes en cuanto al ritmo y la música se compuso en la primera etapa de la banda, en agosto del 66. Para esta ocasión fue regrabada la voz de Jim. Dispara la canción un estirado y meloso ‘I love you’ de boca de Morrison para dar rienda suelta a una letra sencilla pero rica en misticismo. Impresionante y totalmente arropador el bajo que se marca el músico de estudio Ray Neopolitan, otorgándole profundidad a la canción.
Finalizando esta gran obra de los Doors, cierra la enérgica ‘Maggie M’Gill’. Una melodía blues de principio a fin y letra abatida que cuenta la historia de Maggie M’Gill, hija atormentada de un padre estrella del rock and roll alcohólico que la abandona a su suerte. Tanto el ritmo, como la guitarra, teclados y, por supuesto, la voz, tienen todo para seguir la estela de blues que buscaban y continúa hasta el siguiente álbum y sexto de The Doors, “L.A. woman”.














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